26 noviembre, 2015



Corazón de pasa


Con un amor frustrado por la desidia y la indolencia me tope, no lo sabía, no sabía que se frustraría ¿y de saberlo que hubiese hecho? No lo sé.

¿Por qué tuve que ir? ¿Por qué dije que sí? Es la fecha y aun no me quiero arrepentir. Su ternura, sus ganas de vivir, su mirada me conmovió ¿cómo dejarte ahí, así…? Tan indefenso y vulnerable, tan pequeño, tan ignorado.

Cuando te llevaba en mis piernas pensaba en si seria duro para ti alejarte de tu hogar, un hogar que no te había dado nada, ni calidad de vida; pero cómo saberlo si la fidelidad de tu raza es nata, pura, como debería ser la lealtad entre un hombre y su mascota; sólo que esta vez se quedó en la mascota. Pensé que sería algo momentáneo, una virosis de esas que nos da y a los pocos días se nos va, pero cómo iba a saber que el virus venía de más allá: una cruel familia que no te supo amar.

Tan pequeño, tan indefenso, tan vulnerable, tan tierno…
Tan indefenso, tan vulnerable, tan tierno, tan pequeño…
Tan vulnerable, tan tierno, tan pequeño, tan indefenso…
Tan tierno, tan pequeño, tan indefenso, tan vulnerable…

Como una maldita caligrafía tatuada en mi cerebro, cuatro palabras que me torturan a diario. LO QUERÍA TODO PARA TI. Quererte, cuidarte, enseñarte, crecer contigo, correr contigo, consentirte, darte un pedacito de carne escondida, susurrarte que te amo, cantarte, arroparte, acostarte en mi cama y sentirme Elvira cuando te abrazara, rascarte la panza, peinarte y cansarme de tanto atenderte hasta el punto de suspirar y decirme –cómo te amo pequeño amigo- pero de mi mente no se salen ni esas palabras, ni tu mirada, ni tu foto acostado, ni esa picardía que jamás conocí, ni el rostro de mi amado que sin decirme nada me lo dijo todo.

Era un miedo que tenía y temía que se volviera realidad, algo que en silencio gritaba mi mente pero la mandaba a callar, una noticia que esperaba mientras intentaba tener esperanza, un mensaje que no tardó en llegar.

Por un lado agradecía no haber estado pues no lo hubiese soportado, por otro siento que tenía que estar ahí, no haberte dejado. La cura: el amor, y no estaba allí para dártelo y nunca tendré la certeza si hubiese sido suficiente o si el amor que te dieron los míos fue suficiente como para que sintieras que hicimos lo posible para que estuvieses bien.

Temo y me atormenta el hecho de que sientas que te hicimos sufrir más tratando de que no sufrieras, que alejarte de tu desdichado hogar incrementará y acelerara tu enfermedad, que todo lo que hicimos fue acelerar tu partida; y me pregunto -¿en serio había esperanzas?- Quería creer, lo intenté, y el mundo entero te amó de inmediato.

Te amó junto en el momento en que nos dejaste…

MALDITA DESIDIA Y ARROGANCIA QUE MATA CORAZONES Y ENVEJECE EL ALMA. Maldito amor frustrado, conviértete en bendiciones y deja de torturarme.



No me duele no tenerte, me duele tu sufrimiento, el no poder haber tenido la oportunidad de darte lo que merecías: Amor y una verdadera familia.

27 abril, 2015



El Catire y el Criollo


De nuevo sale el sol y se asoma por mi ventana, al mismo tiempo un “buenos días amor”, dos patas sobre mi lecho y una cola agitándose me sacuden ¿hay acaso un mejor despertar? 
Dos amores que se hacen presentes en mi día y se expresan de diferentes maneras: uno me lame y con sus ojos dice “te quiero” y el otro con un abrazo me quita los pesares.

Ellos llegaron a mi vida al mismo tiempo, sin permiso, sólo aparecieron y ya, desde entonces no sé qué haría sin ellos, desde entonces no he estado sola ni un momento.

Entre risas, suspiros y lágrimas han estado los dos conmigo y aunque a veces se celan el uno con el otro, siempre seremos los tres para todo pues este es el amor más puro y sincero que se expresa en forma de galletas para perro y algo de comer; un amor compartido entre los tres.

Para uno soy el amo, para el otro un amor. A uno lo peino, al otro lo despeino. A uno le rasco la panza, el otro provoca cosquillas en mi panza; así funciona, indiscutiblemente ellos son mi debilidad, pero lo mejor del caso es que los tres podemos estar juntos sin dificultad

Siempre están conmigo así yo no este con ellos, no hay día en que en mi mente no este uno de los dos. Y aunque dicen que no es amor estar con él y pensar en otro, yo sé que ellos saben lo que todos saben, lo mucho que los quiero.

El Catire y el Criollo son lo mejor de mi vida, mientras que uno en silencio calla y al mirarme expresa mil cosas, el otro ambienta el rato con elocuentes palabras y  mil tonterías para sonreír, esas tonterías que me hacen feliz.




10 diciembre, 2014


De Rodillas y Locuras

Los Vestigios de esa tenue e insensata noche quedaron atrapados entre los surcos de un tejido, perdurando y trascendiendo sin quererlo hasta el crepúsculo del siguiente paradigma…

Incierto y avergonzado acontecer que sin querer se fue perdiendo entre el carisma de un criollo, dejando al descubierto las ansias y el querer que se intentaban esconder detrás de una indecisión. Incierto y calmado momento al lado de él, del noble paisano y de la elocuente dama; la noche y sus secretos…

En el diván y el silencio se quedaron las almas foráneas deambulando por ahí, con sus ritos y costumbres, cargadas de sentimiento y vigor naciente de la nostalgia; brillantes y estrellados transportadores, delatores de la antigüedad del ancestro, profundos e íntimos recuerdos que se adueñaron de la pupila mecánica, abriéndole paso a la trascendencia, a una lagrima y a un suspiro oportuno que tocará puerta alguna vez…

Fue abierta, sin respetar la cronología de los hechos. El deseo opaca la razón, las ansias controlan el control. En la esquina había un farol que sutilmente dibujaba su silueta: primera vez que se ve el corazón y no la cara, que queda descubierta la intención y las ganas; entre murmullos, miedos y aruños el minuto se detuvo para brindar un instante perfecto. La noche y sus secretos…

Del día se encargan las sonrisas, de la noche las miradas; una película más que un distractor es un arma, un señuelo, un sutil placebo. Qué ironía,  mil oportunidades y solo basto una para hacer realidad las fantasías. Peligro, exaltación, adrenalina: ese es su apellido, su segundo nombre es querer, su alias nomasté.

Más hace el que quiere que el que puede, más puede el que hace que el que quiere, más quiere el que hace que el que puede. Todo es posible, sino pregúntaselo al miedo derrocado, al bombillo descansando, al espejo empañado, al botón que sintió por primera vez eso que yo sentí.

En este momento entra la censura, el que conoce lo que piensas, antecede a tus acciones. Adiós a las posibilidades; cordura vuelve, sensatez no huyas, o si, solo para asegurarse que no siempre se debe hace lo “correcto”. Déjale a la vida el disfrute, al día la sonrisas y a la noche los secretos que esconden las sonrisas provocadas por la vida.…



...





Por Andar Pensando 

Estaba pensando
Obviamente, en ti
Y cada vez que eso pasa
Me doy cuenta que algo pasa en mi
Y es curio porque pasa cada vez que pienso en ti

Estaba pensando
Obviamente, en ti
Y cada vez que eso pasa
Algo lindo sale de mí

A veces me da por hablar
Otras por escribir
Y cada vez que eso pasa
Es porque estoy pensando en ti

Hoy me paso
Y me puse a escribir,
Salió este poema
Pero aun no he dejado de pensar en ti
Y cada vez que eso pasa
Algo siempre pasa en mí

Estaba pensando
Obviamente, en ti
Y cada vez que eso pasa
Una sonrisa sale de mí

Ya apareciste y mi sonrisa volvió a surgir…



...





El Catire y el Criollo


De nuevo sale el sol y se asoma por mi ventana, al mismo tiempo un “buenos días amor”, dos patas sobre mi lecho y una cola agitándose me sacuden ¿hay acaso un mejor despertar? 
Dos amores que se hacen presentes en mi día y se expresan de diferentes maneras: uno me lame y con sus ojos dice “te quiero” y el otro con un abrazo me quita los pesares.

Ellos llegaron a mi vida al mismo tiempo, sin permiso, sólo aparecieron y ya, desde entonces no sé qué haría sin ellos, desde entonces no he estado sola ni un momento.

Entre risas, suspiros y lágrimas han estado los dos conmigo y aunque a veces se celan el uno con el otro, siempre seremos los tres para todo pues este es el amor más puro y sincero que se expresa en forma de galletas para perro y algo de comer; un amor compartido entre los tres.

Para uno soy el amo, para el otro un amor. A uno lo peino, al otro lo despeino. A uno le rasco la panza, el otro provoca cosquillas en mi panza; así funciona, indiscutiblemente ellos son mi debilidad, pero lo mejor del caso es que los tres podemos estar juntos sin dificultad

Siempre están conmigo así yo no este con ellos, no hay día en que en mi mente no este uno de los dos. Y aunque dicen que no es amor estar con él y pensar en otro, yo sé que ellos saben lo que todos saben, lo mucho que los quiero.

El Catire y el Criollo son lo mejor de mi vida, mientras que uno en silencio calla y al mirarme expresa mil cosas, el otro ambienta el rato con elocuentes palabras y  mil tonterías para sonreír, esas tonterías que me hacen feliz.




Sueño de una noche de Verano

Canción cantada por las hadas a Titania y su a séquito.  

Ni sierpes de lengua doble
Ni un erizo se ha de ver
Salamandras y luciones
A mi reina no dañéis

Acompaña, ruiseñor
Nuestra nana con tu son
Nana, nana, nananá, nana, nana, nananá
Nunca mal
Ni hechizo habrá
Que amenace a nuestra dama
Buenas noches con la nana

Tejedora araña ¡lejos!
¡Vete, zanquilarga, atrás!
¡Fuera, escarabajo negro!
Y, babosas, no hagáis mal

Acompaña, ruiseñor
Nuestra nana con tu son
Nana, nana, nananá, nana, nana, nananá
Nunca mal
Ni hechizo habrá
Que amenace a nuestra dama

Buenas noches con la nana



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Almohadas Negras

La última vez que escribí fue aquella noche, aquel diciembre, entre las tinieblas de los acontecimientos… Me sentía asfixiada, el dolor no me dejaba respirar, miraba a mí alrededor buscando alguna manera de surgir, quería que todo fuese un sueño, una pesadilla.

Esa fue la noche, la peor noche… donde mi silencio, la oscuridad y mi bolígrafo fueron los testigos de la tortura caminante; esa fue la noche en que lloré tanto que no dejé lágrimas para después.

Por un momento me convencí que todo era mentira, una broma pesada de la vida, pero, seguían pasando los días y esa lágrima en el corazón latía. Hui.

Hui tan lejos como pude; le hui a las tristezas, al dolor, a las tinieblas y mientras más y más huía de esa realidad agobiante, veía algo radiante, por allá, algo que me llamó tanto la atención que me llevo a acercarme.

Mientras más cerca, más brillaba, más me gustaba; esa cosa brillante le daba una tonalidad distinta a mi vida, una tonalidad que no recuerdo haberla tenido pero que sin duda alguna formaba parte de mí, era mi vida.

Por fin llegue al lugar, cuna del brillo deslumbrante, lugar en el que esperaba quedarme pero no encontré aposento, solo un espejo, un triste y astillado espejo.

Recuerdo que pensé -“Así es la vida”-, nada es tan bueno como parece, en lo único que se debe confiar es en la convicción que tengas para enfrentarte, retarte y superarte. Decidí.

Decidí alzar la cabeza y abrir los ojos, sorpresa para mí que en el espejo estaba mi reflejo y que ese brillo que veía emanaba de mí, de mis ojos, de mi sonrisa; fue tanto mi asombro que empecé a revisarme –“¿Cómo es posible que sea tan radiante y no notara?”- Pensé.

Pensé en mí, en mi vida y en todos esos momentos donde creí ser feliz y no lo era. Me di cuenta que mi felicidad es producto de mi obediencia a las ganas, a mis ganas, esas ganas que están dentro de mí como una chispa ardiente que desemboca a través de mis ojos y de mi sonrisa.

Fue exactamente allí, y así, que me di cuenta que siempre brillé pero no lo noté porque aun tenía esa sabana obscura sobre mí, esa sabana con la que dormí tantos años, incluso esa noche, esa sabana que quité y jamás volveré a poner.

…Esa fue la noche, la peor noche, la noche donde mi silencio, la oscuridad y mi bolígrafo fueron testigos de una tortura caminante; esa fue la noche en que lloré tanto que no dejé lágrimas para después. Esa fue la noche, la última noche, la noche en que decidí que jamás volvería a poner mis almohadas negras.



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260 KM

Silencio que dice todo y a la vez no dice nada. Ruido que retumba en mis ganas, mis pasiones, alegrías...

Tu callado, yo mirándote; yo callada, tu mirándome; mirándonos... Cubriéndote los ojos, dejando al descubierto las ganas, esas ganas que le dan paso a la almohada, a los suspiros y las sonrisas escondidas. Sonrisas con tu nombre, suspiros melancólicos por tu lejanía.

Silencio que desconcierta pero encanta, rápidamente nos lleva al amanecer y lentamente a la cama, con la promesa de repetir ese calor producto de la distancia, de las manos que acarician sin permiso pero con calma.

Poco a poco se levanta el estorbo y salen suspiros a medio dar, escondidos, profundos, dejando en evidencia que no hay mejor compañía que el silencio, las sabanas calientes y un poco de incompatibilidad que nos acerca con apetito.

Tú me dices, yo te digo, nos decimos. Tantas cosas de que hablar para parar en lo mismo: encanto, sorpresas y hechizos sin echar que nos echamos. El enigma se adueña del momento sembrando miles de ¿cómo paso?, ¿por qué?, sshh, me encantas, susurros, te quiero aquí, ya, ahora, mordidas de labios, … Te adoro. Así de a segundo se desvanece, dándole paso de nuevo a las risas y esa felicidad genuina de esa combinación incomprendida aparentemente incompatible que nos encanta, nos sorprende y nos hechiza sin permiso.

263,1 km que le dan brillo a las noches, a la imaginación, a las sorpresas, a las risas...


263,1 km que dejan de lado el escepticismo y nos enseña que este cuento, y las noches junto a ti, no tienen imposibles.



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Eso de Ellos

La vida nos presente formas, situaciones y oportunidades que nosotros debemos pensar si aceptamos o dejamos pasar, y pues, así fue aquel sábado, decidí darle la oportunidad a esa historia que se pintaba desafiante e interesante…

 “… Jugueteamos entre sabanas y al momento de partir una broma me acercó a él, broma cruel que conllevo al más exquisito beso, un suspiro, un - Te Amo - y un - Adiós -”

Sin duda alguna todo ese tiempo creí que era perfección.

Todo comenzó con un beso, obscuro y escondido, beso que lentamente fue forjando una historia, y como buena historia, me atrapó desde el primer momento. Fue un libro que tenía en el altar de las reliquias, y como todo ente de mucho valor, empecé a implementar estrategias de protección: lo aseguré, lo metí en la caja más fuerte, mi corazón. Desde ahí, lo tuve siempre conmigo y quien me conoció o estuvo junto a mí, conoció ese libro, esa historia que poco a poco se iba leyendo pero al mismo tiempo escribiendo, en blanco y negro, con una que otra página de color.

Se necesitaron 2.119 días para escribir esa saga de cuatro tomos los cuales de a poco se volvían más y más interesantes, atrapantes, comprometedores… Ante los ojos de mucho era perfecto pero sólo yo sabía todos los tachones que había hecho para que esa historia pudiese continuar con concordancia, sólo yo conocía la cantidad de hojas que quedaron debajo de la mesa, sólo yo sabía que por más que intentara escribir un cuento perfecto,  siempre necesitaría el corrector.

Fue una mezcla de amor, drama, aventura, suspenso, acción y comedia, una combinación  extensa y rara pero con mucho, mucho sabor.

“Ella se escapó, se fue con él; decidió que ese día era para dedicar. En el intento de ver una película, una ola de caricias y travesuras se adueñaron del momento, del sueño, del querer, del estar entrelazados con los brazos…”

Era de envidiar, muchos querían una reliquia similar; y es que por lo general la gente admira sin conocer, rigiéndose sólo por lo superficial, y en el caso de esta historia, fueron largas las travesías y desventuras, obstáculos que le dieron cuerpo al cuento, esos que te ponen a pensar dos veces si quieres uno igual.

Éramos él y yo, nosotros, la costumbre viviente de mi imagen y la de él, juntos, la de nuestros nombres en todas las circunstancias, éramos el vivo ejemplo de -los dos o nada- y a las personas le agradaba, de cierta manera, o quizás sólo se adaptaron.

La situación fue la siguiente: dos historias se mezclaron demasiados, sin límite alguno, solo muchas reglas obsesivas que trancaban la máquina de escribir haciendo que quedaran muchas manchas, cabos sueltos y páginas importantes sin escribir.

“-Se que puede funcionar- se repitió él una y otra vez, ella por su parte estaba decidida a huir, cansada de esa aparente perfección. Un corazón que poco a poco se fue endureciendo, un alma a la que le dejo de importar. Una lagrima que se congelo para no salir jamás”

Cuando un cuento se termina, no queda más que releerlo una y otra vez, descubriendo cosas nuevas en cada letra, cada palabra, cada página; redescubriendo las situaciones y su razón de ser, la esencia del mismo, aclarando dudas y deleitándote la vida; pero es solo eso, un cuento, y como a todo comienzo, tarde o temprano le llega su final.

 Fue un gran cuento con un final abierto, de esos que dejan a los lectores con expectativas de más.



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En el Espejo

Salí corriendo de la habitación despavorida, confundida y un poco ruborizada, con el corazón latente y el espíritu abrumado; huyendo de la incertidumbre y la presión, con una sonrisa chueca para disimular, me tope con aquel sillón de la esquina, negro por el paso de los años y el disfrute del mismo, negro de soledad.

Estaba obscuro, a penas se reflejaba la luz del comedor. El silencio se apoderaba del lugar, la tranquilidad aparecía pero la sobredosis incitaba el agobio.

Sin pensarlo apareció como sombra en las tinieblas, me encontró ahí entre mis líos mentales y con la queja en el cuerpo; sentía los pasos debajo de mi, su respiración en mi cuello, y su calor, poco a poco se esparcía como epidural, inmovilizando mis ganas del suburbio y del disturbio.

En un parpadeo me vi desparramada sobre el confort de sus brazos, dictadura de la comodidad y la tranquilidad, especulando de mi querer estar entre la almohada y la pared, a escondidas, sola, osbcura; reflejo indiscutible de mi ser asocial.

Fue cuestión de segundos, la forma y color de esa desesperada tranquilidad apareció entre ladridos y gemidos, entre susurros, miradas, picardía y deseos de estar permanentemente ahí, físico, emocional; incierto para los demás, para mí, fantasía vuelta realidad con el deseo de hacerla permanente y convertirme en una utopía despertadora de las ganas de soñar y luchar.

Después de tres puntos suspensivos me vi entre los libros y la pared, con unas ganas imprecisas de leer esa historia, ese cuento, esa fotografía impalpable vigente en otra dimensión no lejana a mis ojos táctiles… Vapor adueñándose y lágrimas de calor incitando a explorar cada línea, cada curva, cada recta y textura cambiante, rastro de esa lectura silenciosa.

Rojo, latente, hinchado, pidiendo a gritos un poco más, así terminaron los belfos adueñándose de la coqueta, dándole la espalda al espejo, al reflejo evidente del deseo, el querer y las ganas de querer. Un rasguño retrasando lejanía, una sonrisa entre mordidas advirtiendo provocación, un abrazo y un empujón subrayando el exilio…



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