260 KM
Silencio que dice todo y a la vez no dice nada. Ruido que retumba en mis ganas, mis pasiones, alegrías...
Silencio que dice todo y a la vez no dice nada. Ruido que retumba en mis ganas, mis pasiones, alegrías...
Tu callado, yo mirándote; yo callada, tu mirándome; mirándonos...
Cubriéndote los ojos, dejando al descubierto las ganas, esas ganas que le dan
paso a la almohada, a los suspiros y las sonrisas escondidas. Sonrisas con tu
nombre, suspiros melancólicos por tu lejanía.
Silencio que desconcierta pero encanta, rápidamente nos lleva al amanecer y
lentamente a la cama, con la promesa de repetir ese calor producto de la
distancia, de las manos que acarician sin permiso pero con calma.
Poco a poco se levanta el estorbo y salen suspiros a medio dar, escondidos,
profundos, dejando en evidencia que no hay mejor compañía que el silencio, las
sabanas calientes y un poco de incompatibilidad que nos acerca con apetito.
Tú me dices, yo te digo, nos decimos. Tantas cosas de que hablar para parar
en lo mismo: encanto, sorpresas y hechizos sin echar que nos echamos. El enigma
se adueña del momento sembrando miles de ¿cómo paso?, ¿por qué?, sshh, me
encantas, susurros, te quiero aquí, ya, ahora, mordidas de labios, … Te adoro.
Así de a segundo se desvanece, dándole paso de nuevo a las risas y esa
felicidad genuina de esa combinación incomprendida aparentemente incompatible
que nos encanta, nos sorprende y nos hechiza sin permiso.
263,1 km que le dan brillo a las noches, a la imaginación, a las sorpresas,
a las risas...
263,1 km que dejan de lado el escepticismo y nos enseña que este cuento, y las noches junto a ti, no tienen imposibles.
...