10 diciembre, 2014




En el Espejo

Salí corriendo de la habitación despavorida, confundida y un poco ruborizada, con el corazón latente y el espíritu abrumado; huyendo de la incertidumbre y la presión, con una sonrisa chueca para disimular, me tope con aquel sillón de la esquina, negro por el paso de los años y el disfrute del mismo, negro de soledad.

Estaba obscuro, a penas se reflejaba la luz del comedor. El silencio se apoderaba del lugar, la tranquilidad aparecía pero la sobredosis incitaba el agobio.

Sin pensarlo apareció como sombra en las tinieblas, me encontró ahí entre mis líos mentales y con la queja en el cuerpo; sentía los pasos debajo de mi, su respiración en mi cuello, y su calor, poco a poco se esparcía como epidural, inmovilizando mis ganas del suburbio y del disturbio.

En un parpadeo me vi desparramada sobre el confort de sus brazos, dictadura de la comodidad y la tranquilidad, especulando de mi querer estar entre la almohada y la pared, a escondidas, sola, osbcura; reflejo indiscutible de mi ser asocial.

Fue cuestión de segundos, la forma y color de esa desesperada tranquilidad apareció entre ladridos y gemidos, entre susurros, miradas, picardía y deseos de estar permanentemente ahí, físico, emocional; incierto para los demás, para mí, fantasía vuelta realidad con el deseo de hacerla permanente y convertirme en una utopía despertadora de las ganas de soñar y luchar.

Después de tres puntos suspensivos me vi entre los libros y la pared, con unas ganas imprecisas de leer esa historia, ese cuento, esa fotografía impalpable vigente en otra dimensión no lejana a mis ojos táctiles… Vapor adueñándose y lágrimas de calor incitando a explorar cada línea, cada curva, cada recta y textura cambiante, rastro de esa lectura silenciosa.

Rojo, latente, hinchado, pidiendo a gritos un poco más, así terminaron los belfos adueñándose de la coqueta, dándole la espalda al espejo, al reflejo evidente del deseo, el querer y las ganas de querer. Un rasguño retrasando lejanía, una sonrisa entre mordidas advirtiendo provocación, un abrazo y un empujón subrayando el exilio…



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