10 diciembre, 2014



Té, me antojas

En el pensamiento, en el recuerdo, deseando saber que quedó por decir, misterio que se quedará y ocultará tu sueño, tus sueños…

 Con temor a enamorar te miro, cada día, de mil maneras y tú sin siquiera saberlo; te miro, te miro y te hablo, te hablo en el recuerdo y con el lápiz entre mis dedeos, te hablo con mis pasiones, con mis líneas, con la mirada… una mirada que no ves pero que trata de ocultar su brillo, brillo que delata. Ocultado la sonrisa tras una mordida de labios, evidencia de mis ganas…


Te me antojas por la mañana, con un poco de miel y café, al ritmo de la voz que pauta tu segunda dama, tu gran amor, esa que le da forma a tu inspiración. Te me antojas sin antojos, con las ganas que no tengo y me provocas. Te me antojas con sirope de picardía, en la improvisación de los minutos, en la fugacidad y el silencio del día.

Llega la cortesana con sus faroles, hechizante, profundo, radiante astro que combina con tu sonrisa, sonrisa que deja evidencia y que se acompaña con nebulosas de gestos, gestos abstractos que colorean mi imaginación, gestos que dejan mucho que decir, por predecir y desear.

Te secuestro, te dejas y te tengo, te tengo solo para mí, en la tranquilidad de la noche, en la intimidad, la intimidad de nuestras miradas penetrantes, esas miradas que hablan por sí solas y pautan el compás de los dedos, esos que están sincronizados con el pensamiento, enganchados de tu sonrisa y tus ganas… Te me antojas, con galletitas y una tacita de té.

Así comienza de nuevo el día, te me antojas en el pensamiento, en el recuerdo, deseando saber que quedó por decir, misterio que se quedará y ocultará tu sueño, tus sueños…



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